jueves, 9 de julio de 2015

Restauración de un Baúl-Cofre de Chapa

En la siguiente publicación os mostraré el proceso de restauración de un baúl de chapa y madera que mi padre me trajo como una especie de sorpresa. A este baúl le dedique gran parte de mi tiempo y por ello al final del proceso decidí no ponerlo a la venta; ahora es una pieza decorativa más de mi cuarto, la cual ha sido muy útil para guardar mantas y plumas ahorrando espacio en mi armario para otras cosas.

Lo primero como siempre, es evaluar el estado del baúl para hacernos una idea del proceso de recuperación que necesitará.

Estado en el que se hallaba el baúl

Detalle decoración de la chapa
Lo primero que podemos observar a simple vista es que la tapa se encuentra hundida y que la chapa de esta parte ha perdido la pintura, además las bisagras de la misma estaban rotas.

Tras una evaluación completa de la pieza, observé que varias tablas que conformaban la tapa y el suelo del baúl estaban partidas, en algunas zonas localizadas como en las patas el baúl había tenido carcoma, por el interior quedaban restos de papel y la chapa estaba bastante dañada por golpes y la pintura pelada.

Debido a las tablas rotas y el estado ondulado de algunas zonas de la chapa, procedí a desmontar el baúl; desde los listones de madera decorativos hasta la extracción de las zonas de chapa dañadas.
Una vez desmontado, limpié y eliminé el papel que todavía se conservaba pegado a la madera del interior del baúl y se comenzó a lijar toda la estructura de madera del  baúl y sus listones.
Una vez lijada toda la madera se aplicó matacarcoma y se dejo actuar, haciendo hincapié en la zonas que habían estado afectadas con anterioridad.


Después de tratar la madera pasamos a la chapa, en un principio me hubiera gustado mantener la pintura de la chapa pero dado el deterioro de la tapa decidí eliminar por completo la pintura, para ello lije y pulí las zonas de chapa y después enderecé las ondulaciones volviéndolas a clavar.
Estado de la tapa ya lijada y eliminada la pintura de la chapa.
Una vez tenemos ya todo limpio y lijado sustituí la tabla rota de la tapa y reforcé el suelo del baúl añadiéndole un tablero a medida que cubriese todo el suelo, al atornillarlo a los antiguos listones de la estructura del suelo recuperan su forma y posición. En la imagen superior de la tapa ya se puede observar la nueva tabla colocada.

Ahora ya podemos comenzar con la segunda fase de restauración, en la cual ya se puede comenzar a observar los cambios y como va a quedar nuestro baúl. Se trata de la fase de pintura y acabados; empezamos por la madera, en este caso yo apliqué un tinte protector con color roble. Para su aplicación es necesario seguir la veta de la madera y extender bien el tinte hasta que la madera lo absorba. Una vez esté todo tintado y hallamos dejado secar 24 horas procederemos a encerar o barnizar la madera; para este baúl se escogió el barniz ya que crea una capa de protección en la madera mayor que la cera, capa necesaria ya que las zonas de madera visibles están en el interior donde se almacenarán cosas y por ello necesitamos de una mejor resistencia a golpes o roces.
Este mismo proceso se aplica a los listones decorativos que están todavía desmontados.

Una vez acabada la madera procedí a forrar la chapa con papel de empapelar, en este caso escogí un papel "lavable", es decir, que podemos lavar con un paño húmedo en caso de que coja polvo.
Baúl ya pintado y empapelado.

 Para concluir se pintaron los cerrojos con pintura antioxidante y se procedió a montar de nuevo el baúl sustituyendo las bisagras de la tapa.
Y este fue el resultado final que tanto mereció la pena:


Comparativa Antes y Después




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